Lo cierto es que América estaba poblada por una variedad de culturas, -de símbolos, de tradiciones, de costumbres, de artes, de conocimientos y saberes...-, que fueron ignoradas, menospreciadas y destruidas, en su gran mayoría, por los invasores que llegaron de Europa con su afán de riqueza, de dominación y con sentimientos de una ilusoria superioridad.
Los estudios realizados sobre la denominada por algunos época de la conquista y por otros la gran invasión, concuerdan en afirmar que la población indígena fue diezmada, casi a desaparecer en un 90%. Así se cometió uno de los actos más bárbaros en la historia de la humanidad: murieron hombres y mujeres indígenas y con ellos, la mayor riqueza que dejan los hombres en su transcurrir: la cultura plasmada en los conocimientos y los saberes.
El régimen colonial se caracterizó por un gran descenso de la población indígena tanto por su extinción física como cultural debido, por una parte, a los trabajos forzados a que eran obligados como cargueros, bogas o mineros; por otra parte, las enfermedades desconocidas que los aniquilaron sin poder oponer resistencia; y, por último, el afán de “civilizarlos” de incorporarlos o asimilarlos a la cultura del opresor, intimidando su dignidad y con ello sus posibilidades de expresión del pensamiento.
HISTORIA INDIGENA: La Conquista y Colonización Europea
La irrupción de Europa en el continente americano a partir del siglo XVI modificó de manera abrupta la vida de los pueblos indígenas. Al momento de la conquista, iniciada en territorio de lo que hoy es Colombia con la expedición de Rodrigo de Bastidas, los pueblos indígenas tenían una distribución y desarrollo desigual.
En la península de la Guajira un complejo cultural Arawak dominaba el territorio; en la sierra navada de Santa Marta la confederación de los tairona agrupaba distintos pueblos de habla Chibcha y sobre el litoral Atlántico se asentaban numerosas comunidades Caribe. Al occidente, dominando el Atrato, estaban los tule, sobre el Darién los cueva y sobre los ríos Sinú y San Jorge una densa población Zenú.
En la costa Pacífica los pueblos chocó estaban distribuidos a lo largo de todo el territorio mientras que en el noroeste andino se encontraban pueblos, probablemente Caribe, como los pozo, carrapa, nutibara y arma. En los actuales departamentos de Caldas y Quindío los anserma y los quimbaya agrupaban poderosas confederaciones y en Santander, caribes del pueblo Yariguie dominaban la olla del Magdalena junto a los opón y carare. Allí también se encontraban los barí y los chitará, y en la frontera con los muisca el pueblo chibcha de los guane. En el altiplano de Cundinamarca y Boyacá estaba la nación Muisca, la más numerosa hallada por los conquistadores.
Hacia el centro y sur del valle del Magdalena y en conflicto con los muisca, habitaban diversos pueblos de origen Caribe, entre los que se menciona a los panche, coyaima yandaquí. En el actual Valle del Cauca tenían asiento los lilí y gorrión, mientras que en Nariño vivían los pueblos pasto, abad y quillacinga. En los llanos Orientales pueblos arawak como la nación Achagua y Sáliva vivían junto a otros pueblos Caribe como los guahibo. Por último, en la Amazonia una infinidad de pueblos desarrollaban distintas alternativas de convivencia con la selva tropical.
Después de los viajes de Colón, los expedicionarios españoles obtuvieron licencias de la corona, las llamadas capitulaciones, para iniciar la conquista de las tierras americanas. Durante la primera mitad del siglo XVI La Corona otorgó mercedes reales, para asignar extensos territorios como recompensa a los conquistadores por sus empresas. Así, se establecieron en el territorio de la actual Colombia, conquistadores y sus huestes, a pesar de la resistencia de las comunidades indígenas del norte del territorio que durante los primeros años fueron esclavizadas y trasladadas a las Antillas (Friede 1989:75).
La estrategia de poblamiento español fue la fundación de ciudades y poblados, reubicando a los indígenas para la explotación forzada de su trabajo confines tributarios y de prestacion de servicios personales. Los pueblos de indios, implantados para las comunidades andinas, organizaron la población para vivir en policía, mientras que en las zonas alejadas del control de la metrópoli, las misiones se constituyeron en las instituciones rectoras del orden y la civilización.
El repartimiento, la encomienda y la mita minera y urbana fueron las instituciones coloniales que aseguraron la sujeción de las comunidades indígenas al pago de tributos ya los trabajos forzados en minas, haciendas y ejidos. Más tarde, con las medidas proteccionistas de La Corona se obligó a los beneficiarios, los encomenderos, a proteger a los indígenas y a evangelizarlos mediante la contratación de un cura doctrinero; sin embargo, los abusos de los encomenderos contra los indígenas generaron una protesta a todo lo extenso de los territorios colonizados.
Intelectuales humanistas, como Fray Bartolomé de las Casas y el Obispo de Popayán, Juan del Valle, se opusieron a las encomiendas. A pesar de la expedición de normas como la Ordenanza de 1528, prohibiendo los servicios personales, o las llamadas Leyes Nuevas de 1542, sólo hasta 1718 se abolió esta institución.
Una vez consolidado el sistema de explotación colonial fueron múltiples factores los que llevaron a muchos de los grupos étnicos originarios a la extinción. El desarraigo, las epidemias, los trabajos excesivos y la desarticulación de las sociedades indígenas fueron algunos de los causantes de la catástrofe demográfica que caracterizó los siglos XVI y XVII en la Nueva Granada. Las cifras de las visitas a las encomiendas por parte de funcionarios españoles ejemplifican este proceso de disminución; así, para la provincia de Tunja los tributarios descendieron de 53.465 a 8.610, en la Provincia de Pamplona de 31.855 a 4.526, en Cartago de 4.573 a 119 y en Pasto de 22.857 a 6.938 (Colmenares, 1973:92).
Frente a esta crisis poblacional, La Corona declaró a los indígenas como vasallos librespermitiendo la esclavización sólo mediante la declaración de la guerra justa, un recurso legal que lejos de proteger a los indígenas, garantizó su sujeción a La Corona y al Cristianismo.
La dificultad para la consecución de fuerza de trabajo nativa y las continuas rebeliones de los indígenas que trabajaban en las minas llevaron al régimen colonial a importar en condición de esclavizados a personas provenientes del continente africano. Los africanos y sus descendientes ocuparon en Colombia de manera principal el litoral Caribe, las zonas mineras, los valles cálidos interandinos y en el siglo XVIII, los bosques tropicales y húmedos del litoral Pacífico.
La Colonia generó una sociedad estratificada, diferenciada de acuerdo a códigos de pertenencia étnica, de escasa movilidad social. En la cima de la pirámide social dominaban los funcionarios, comerciantes, religiosos y encomenderos españoles que alegaban su condición de “sociedad blanca”; les seguía la población de origen español nacida en América llamada “criolla”, que no obstante su situación económica privilegiada, no tenía acceso a los cargos elevados de la administración colonial.
Como sectores sociales subordinados estaban los mestizos, hijos de hispanos y de personas con algún grado de ascendencia indígena o africana que se dedicaban a la artesanía, el pequeño comercio, el trabajo asalariado y las labores agrícolas; les seguían los indios, declarados vasallos libres pero reducidos a las encomiendas, las mitas, y luego a los resguardos territoriales como tributarios. La base de la pirámide social la conformaban los esclavizados, personas negras y mulatas provenientes de África que trabajaban de manera forzada en las minas y plantaciones.
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